Cuando se inició el confinamiento escribí un artículo en esta misma tribuna titulado “La paralización de las ligas deportivas”. En el mismo explicaba que veía muy lejana la posibilidad de seguir compitiendo y, con ello, poder finalizar las competiciones con normalidad. A día de hoy, un mes después del inicio del confinamiento, no existe una monitorización del virus, una mínima predicción de lo que ocurrirá y las medidas se van implementando de los sábados (o domingos) para el lunes, por lo que aventurar una fecha de vuelta a las competiciones resulta bastante osado.
Son muchas las personas o entidades que abogan por tratar de finalizar las ligas actualmente suspendidas y así lo manifiestan en las distintas redes sociales. Incluso desde las instituciones que rigen las propias ligas están estudiando mecanismos que les permitan hacerlo. Se trata de una situación que considero normal y responsable, el tratar de gestionar y dirigir tu propia competición atenuando en la medida de lo posible los daños provocados por la pandemia y todo lo que ella supone. En general, las opciones que se han ido planteando tienen una difícil puesta en práctica dado que se vulnerarían los principios de legalidad y seguridad jurídica ya que se estarían cambiando las reglas del juego en mitad de la partida. Es cierto que la situación es extraordinaria, como también lo es que nadie debe de salir especialmente beneficiado o perjudicado por ello, si se puede evitar.
A corto plazo, parece muy difícil o prácticamente imposible el retomar las competiciones. Estamos a mediados de abril y parece que el fin del confinamiento no se producirá hasta mayo por lo menos. A este hecho, debemos añadir que los deportistas están atravesando esta situación de una manera heterogénea y, aunque puedan entrenar en sus casas, se trata de una actividad similar a la de las vacaciones de verano (e incluso mucho menor en la mayoría de los casos). Por poner un ejemplo, veo poco probable que el deportista medio haya hecho series de más de 20 metros corriendo durante su encierro. Esto significaría que los equipos no deberían de competir sin hacer una mínima pretemporada en condiciones. Si a los factores expuestos le sumamos el de la fecha en la que finalizan los contratos de los jugadores que participan en las grandes ligas, ordinariamente situada en el 30 de junio, observaremos cómo existe un muy escaso margen para disputar una competición con ciertas garantías y que no suponga una huida hacia adelante para salvar los contratos televisivos que patrocinan las diferentes ligas.
Creo firmemente que se debe aprovechar esta difícil situación y pensar a medio y largo plazo, obviando lo disputado hasta ahora y buscando fórmulas que permitan la programación de competiciones seguras para los deportistas, para los aficionados y para la sociedad en general cuando sea posible restablecerlas. Quizá la parte positiva de esta crisis que vivimos sea el hecho de que pueda provocar la racionalización del gasto de los clubes y entidades deportivas, el frenar el crecimiento del coste de los traspasos y salarios de deportistas y que contribuya a tener un deporte saneado, sostenible y del mayor nivel posible. No recuerdo al autor de la frase, pero estuvo muy acertado al decir que «el deporte es la cosa más importante de las cosas menos importantes».
Este artículo fue publicado el sábado 18 de abril de 2020 en Faro de Vigo en el siguiente enlace
https://www.farodevigo.es/deportes/2020/04/18/reanudacion-ligas-profesionales/2277322.html